Carmín rojo

Era una taberna oscura, su iluminación se basa a base de velas, con paredes y suelos de madera, las mesas eran inestables y sus clientes los más extravagantes y los más extraños que se puedan ver, su música era antigua, dos hombres mayores tocaban, uno de ella un antiguo piano y el otro un violín estropeado por el tiempo y por su uso, el camarero era algo mayor pero no tanto y las bailarinas eran las más sexuales de la ciudad.
Yo me hallaba en la mesa más escondida en la oscuridad del local, solo un pequeño rayo de luz llegaba a mi mesa, pero apenas se veía algo, solo el cenicero lleno de colillas y un cigarro medio fumado, el humo inundaba mi espacio y me sentía a gusto en él, un vaso de ron medio vacío se encontraba en la mesa y el camarero ya estaba avisado para que me trajera otro, la gente me miraba con cara de aburridos, como si llevara sentado allí durante un largo periodo de tiempo, yo el culo no lo sentía y la verdad es que estar sentado me molestaba. Mis ojos empezaron ha enrojecerse y ha cerrarse poco a poco, estaba medio cansado de seguir allí, pero al acercarme a la luz conseguí ver como una muchacha entraba en el local, no era como las demás, su piel era blanquecina y vestía de una manera distinta, con un traje corto ajustado rojo, con un maquillaje claro, su pelo era negro, largo y liso. Entró de forma seria como si quisiera aparentar algo, pero en realidad tenía pinta de ser lo contrario a lo que mostraba, sin que me lo esperase miró hacia donde yo estaba sentado y me miró fijamente a los ojos y yo no supe como reaccionar, aparté mi mirada los más rápidamente posible pero la seguía mirando de reojo y ella aun seguía mirándome, me preguntaba el porqué y entonces mis nervios empezaron a florecer dentro de mi, el cigarro que estaba en el cenicero lo volví a fumar y en dos caladas lo terminé, se notaba perfectamente que esa chica me impactó al entrar y ella sabía perfectamente que la seguía mirando pero no quitaba su mirada de mí, que es lo que realmente me impactó ya que estaba acostumbrad a que ninguna chica me mirase y aun más así.
La chica se sentó en la barra y pidió una vaso de whisky con hielo, empezó a beberlo muy lentamente, cuando llegó a los hielos empezó a chuparlos con dulzura y cuando solo quedaba un poco de ellos los masticó y con sus ojos oscuros miró hacia la oscuridad, no podía verme porque me escondí tras él pero se podía ver la luz de un cigarro que encendí mientras se bebía su vaso, miraba hacia mí como si no me encontrara, con cara de preocupada pero al ver la luz del cigarro al inspirar hizo un gesto discreto de relajación y con eso me sorprendí aun más, parecía que esperaba que me acercase a ella pero estaba tan nervioso y asustado que de la silla no me podía levantar, pero al fin ella se levantó y empezó ha acercarse y yo de inmediato dí dos caladas casi seguidas al cigarro, lo apagué y tosí para aclarare la voz, me saludó y yo tras mi primer intento de saludarla la voz no me salió, me miró con cara extraña, al segundo intento al fin me salió y sonrió, que risa tenía tan sencilla y tan dulce, su voz era tan fina y tan atrayente que no se como describirla exactamente, estuvimos hablando durante un largo tiempo y la vedad es que las horas pasaba volando y sin darme cuenta la hora de marcharme se acercaba, no sabía exactamente como decirle que me iba porque me sentía tan bien con ella que me dolía el pecha con solo pensarlo, pero aun así lo hice; me levanté para pagar las copas, pero me olvidé de coger la chaqueta que la dejé colgada en la silla, pagué lo más rápido posible, volví a mi sitio y allí ya no estaba ella pero si mi chaqueta, la cogí y me la puse, ella no estaba en el local, escuché como la puerta se cerraba lentamente y salí lo más rápido posible de la taberna, mire y mire hacia los lados pero no estaba, no la conseguí ver por ninguna parte, solo quedaba su olor en la entrada y en mi cuerpo.
Con mi alegría de a ver conseguido hablar con alguien así terminé de abrocharme los botones de mi chaqueta y con el frío que hacía me encogí en ella y metí mis manos en los bolsillos, andando noté algo en el bolsillo izquierdo que antes no tenía, algo áspero, como si fuera un papel, estaba perfectamente doblado, por lo tanto solo podía ser una servilleta del bar, pero mi verdadero pensamiento es ¿que significado tiene esa servilleta en mi chaqueta?.
Al llegar a casa me quité la chaqueta, me senté en mi sillón preferido, saqué la servilleta doblada, la observé durante unos minutos, la cogí, me preparé, me incorpore hacia la mesa, encendí la lampará, abrí con cuidado la servilleta y al hacerlo me quedé sorprendido, no supe como reaccionar, mi boca empezó a mostrar una sonrisa que poco a poco se iba haciendo más grande y cada vez me sentía más contento, la servilleta tenía impregnada un beso de la chica que conocí en el bar, un beso que no pudo darme, ese beso con el que estaba soñando desde que la vi entrar por la puerta de la taberna, ese beso era de un carmín rojo y desde ese mismo momento ese color pasó a ser mi color preferido y cada vez que miro la servilleta recuerdo ese momento que me hizo tan feliz.

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